HAGAMOS UN POCO DE HISTORIA
- Sandra Torres Sánchez
- 5 dic 2018
- 3 Min. de lectura
Los dioses de todas las culturas proyectaban una imagen de vitalidad que desde antaño ha inspirado a todos los hombres. En la antigua Grecia, Empédocles y Platón cultivaban lo divino dentro de ellos mismos. Los Upanishads, en la India, enseñaban a las personas a acceder a su esencia divina a través de la meditación y la respiración.
Respóndete:
¿EN QUE MOMENTOS TE SIENTES VITAL?
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Los seres humanos, nunca hemos abandonado nuestra búsqueda de aquello que nos haga sentir más vitales. Siendo así, la pregunta sería.
¿CÓMO PODER CONSEGUIRLO?
El texto místico chino y más antiguo es el Taoísta Entrenamiento Interior, llama a esa energía palpable que sientes circular dentro de ti QI, los hindúes lo llaman PRANÁ, y los griegos PNEUMA, el soplo de vida, del alma, del espíritu. Lo sentimos también en muchos otros momentos especiales: Cuando te sientes parte de la gente, en un concierto, durante una conversación con un buen amigo, etc….
¡Cuándo sientes eso vivir, resulta algo verdaderamente apasionante!
Los especialistas opinan que muchas cosas de las que hacemos nos hacen sentir vivos. El ejercicio es una de ellas, picos de adrenalina y endorfinas que durante uno minutos, nos hacen sentir vitales y cargados de energía.
¿CÓMO DISFRUTAR POR MÁS TIEMPO ESA SENSACIÓN?
Los antiguos chinos tienen una respuesta a esta pregunta. Para ellos el mundo está hecho de QI, energía vital. Todo está lleno de QI Los seres vivos y las cosas inanimadas. Pero la energía de las cosas inanimadas del cosmos es de baja calidad: las rocas, el barro, la tierra tienen un QI opaco, o denso.
Lo que de verdad nos hace sentir bien, dicen los antiguos chinos, es el QI refinado y sutil. Es una energía espiritual, divina. Cuando tenemos esta energía, la contagiamos a los demás e influimos en sus vidas.
Pero, los humanos, nos indican los antiguos, nacemos con una mezcla de ambas energías. La de baja calidad – la energía que tienen las rocas y los objetos inanimados- y la energía superior divina. Que con el paso del tiempo pesa cada vez más la energía densa. Es decir, nos volvemos opacos.
Es fácil volverse opaco, nos dicen los sabios, porque todo afecta y desgasta la energía refinada.
“Michael Puett y Christine Gross-Loh, en su libro The Path, nos dan muchos ejemplos de cómo desgastamos nuestra energía vital: Una discusión con nuestra hermana, la frustración de los atascos diarios, el estrés de no cumplir con los objetivos propuestos, los celos por el éxito de un amigo(a), las peleas con la pareja, la ansiedad por el futuro…. etc.”
¿PODEMOS HACER ALGO PARA MEJORAR NUESTRA ENERGÍA VITAL?
En la China clásica. Trabajaban a diario para conseguir un equilibrio entre lo que ellos consideraban las cinco virtudes básicas: La bondad, el decoro, el conocimiento, hacer rituales y la perspicacia.
Es un sistema de tarea Emocional que propone: Cada virtud modula a la otra. Un exceso de perspicacia, por ejemplo podría ser nefasto para la bondad. Un exceso de bondad por su parte, puede provocar que resultemos ingenuos, poco perspicaces, excesivamente “buenos”. ¡Todas las virtudes se regulan las unas a las otras!
Existe un acuerdo implícito entre oriente y occidente; para tener más y mejor energía, existen aspectos en la vida diaria que requieren cuidado. En general se afirma que cuidarnos en lo físico nos ayuda a cuidarnos en lo emocional, así que se recomienda por ejemplo, mantener una postura corporal firme y recta, y también hacer ejercicios de respiración.
Hoy La Neurociencia nos dice: Que cada emoción nos deja una huella en el cuerpo. Y que cada expresión facial y corporal genera una determinada química en el cerebro, es decir, que afectan a nuestras emociones. Esto último la ciencia no sabe explicarlo, sólo puede constatarlo a través de numerosos estudios e investigaciones.
Cuando a usted le preocupen pensamientos o sentimientos, mi sugerencia es que se siente respire y :
Observar – Llevando el foco de su conciencia hacia su experiencia interna y capte lo que está sucediendo con sus pensamientos, sentimientos y sensaciones corporales.
Describa, reconozca, identifique – Traduciendo su experiencia a palabras, por ejemplo dígase mentalmente “Está apareciendo en mí la emoción de ira” o “Aquí está otra vez la constante autocrítica”.
ASÍ POCO A POCO COMENZARÁ A DESARROLLAR SU TOMA DE CONCIENCIA.
Afectuosamente Sandra.

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