CONECTATE CON TU CUERPO.

Siéntate en una posición cómoda DIGNA. Pies planos al suelo, espalda derecha, manos sobre los muslos, mentón levemente inclinado.

1. Comienza a respirar, tranquilamente. Sin controlar cómo entra o cómo sale el aire de tu cuerpo, sólo respira. Que tú respiración sea tu anclaje al momento presente.

2. Comienza a imaginar que igual como te vistes con ropa en la mañana ahora te comienzas a vestir con tu cuerpo. Comienzas a habitar en tu cuerpo. Tu cuerpo es tu único contacto material con la vida. Te vistes con cada una de tus células.

3. Ahora comienza a sentir tu cuerpo, cada parte de él, tus pies, tus piernas y así sucesivamente vas diciendo por tu cuerpo hasta llegar a la cabeza. Si no puedes sentirlo (no pasa nada, es normal al comienzo. Si lo sientes felicitate y continúa sintiéndote).

4. Por último observate, se tu propio observador, imagínate que sales de tu cuerpo y eres capaz de mirarte y verte sentado. Nuevamente no pasa nada si no puedes, no te juzgues, ni te critiques. La práctica del ejercicio hará el resto.